De rodillas, con las venas descubiertas y los rosarios cumplidos.
Sinceramente afirmo que no volverá a ocurrir. No volveré a escapar.
Sé que se deben escalar trincheras, que al otro lado sólo espera el fuego abierto.
En este estado de sitio, en este estado de nada, vuelvo y me disculpo. Callo, y me quedo.
No huiré. No más falsos valientes aquí en mi lugar.
No más azar. Somos lo mismo.
Tu y yo, somos la misma.
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